Rápidamente, podría pensarse que «Bailan las almas en llantas» se ubica en la saga de producciones villeras en las que aparecen, por ejemplo, El Marginal. Sin embargo, tiene detalles que la alejan de ese discurso estereotipante y finalmente conservador de ese tipo de propuestas. ¿Hay cumbia y rap? Si, por suerte. ¿Hay chorros? También. ¿Hay pibes muertos, policías corruptos y cuetazos? Si, y un montón. Pero hay una sutileza radical en la construcción de esos personajes: la capacidad de resistencia, que viene de la mano del amor en sus distintas formas. Protagonizan la historia dos grupos de jóvenes de dos bandas enfrentadas, cuyas vidas están asediadas por la violencia. El culebrón tiene como frutilla del […]