Sucedió en medio de una epidemia de fiebre amarilla, que causó miles de muertos en la ciudad de tal manera que ya no había lugar para enterrar a las víctimas. Para abrir un nuevo cementerio se eligieron los terrenos donde funcionaba la Chacarita de los Colegiales o sea la chacra donde los colegiales o estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires pasaban sus vacaciones de verano. Se destinó a cementerio el área comprendida por la avenida Dorrego, Jorge Newbery, Corrientes y Guzmán. Estaba rodeado por un modesto cerco de troncos, alambre y arbustos y su entrada, de ladrillos y portón, se encontraba sobre calle Corrientes. Para el traslado de los cuerpos se ordenó al Ferrocarril del Oeste tender […]