Esta churrería fundada en 1963 por tres amigos, Schillaci, Murcia y Romero, es un pequeño local en el barrio de la Chacarita, a unos pocos metros de la estación Federico Lacroze del subte B, que mantiene las costumbres de su origen. La ubicación en la calle Olleros, donde hoy está en mano de sus nietos, sin embargo, su esencia se percibe intacta.
La cocina continúa estando a la vista, una pequeña vitrina de vidrio expone la variedad que hay para elegir y en las paredes se respira la historia del negocio: está repleta de fotos de sus antiguos dueños junto a las distintas celebridades que se fueron acercando a lo largo de los años para probar sus clásicos churros. Hoy también sorprenden a los comensales con bolas de fraile, tortas fritas y pastelitos. Para fechas especiales, como el 25 de Mayo, recomiendan reservar o ir con tiempo para hacer la fila que suele alcanzar toda la cuadra.