La decimocuarta edición del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires insta a escritores, artistas y público a “poner el cuerpo y el bocho en acción”. En esta ocasión, el eje temático es la fuerza activa de la literatura y los libros. “Un festival literario es una forma de activismo cultural, donde la práctica estética se fusiona con la política”, dijo esta mañana la directora de Fundación Filba, Amalia Sanz, durante la presentación del encuentro que se extenderá del 28 de septiembre al 2 de octubre.
Quince invitados internacionales (más tres en forma virtual, a través de entrevistas que se subirán al canal de YouTube del Filba) y setenta locales debatirán sobre el poder de la literatura -cuánto, si es que lo tiene, dónde se lo halla y cómo se ejerce- en el presente. El discurso inaugural estará a cargo de la escritora y profesora María Negroni -que brindará cinco fragmentos “a favor de lo indócil”- y el cierre correrá por cuenta nada menos que de la cantante, música, dibujante, poeta y performer estadounidense Laurie Anderson, el domingo 2 de octubre a las 20 en la Sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta (el sábado 1 a las 20 conversará con Agustina Muñoz). “Fue un esfuerzo muy grande el que hicimos con la embajada estadounidense, pero cumplimos el sueño de traerla”, dijo Sanz. La presencia en Buenos Aires de la creadora de Strange Angels y Homeland, y autora El corazón de un perro, constituye un acontecimiento.
Si bien algunas actividades del primer día del festival se desarrollarán en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), como una visita guiada por escritores por la flamante muestra Tercer ojo, este año gran parte del Filba se desarrollará en Junín 1930, sede del Recoleta. Otras se harán en la galería Ruth Benzacar -el jueves de 19 a 23, en Juan Ramírez de Velasco 1287, habrá lecturas, fiesta, sets de DJ y una “noche hacker” comandada por Tim Maughan y McKenzie Wark-, la librería Eterna Cadencia (Honduras 5574) y la librería Aristipo (Scalabrini Ortiz 605), cuyo responsable, el escritor y librero Patricio Rago, organizará una de las habituales “francachelas” con vino, choripanes y música el sábado 1 desde las 20 (con corte de calle incluido). Se programaron casi sesenta actividades, que se pueden consultar en este enlace.
A partir de la semana próxima, se abrirán en forma escalonada las inscripciones para los talleres gratuitos y matutinos de narrativa, poesía, biodrama, ciencia ficción, escritura trans, traducción colaborativa y biografías que brindarán, respectivamente, la mexicana Clyo Mendoza, Alicia Genovese, Vivi Tellas, el boliviano Edmundo Paz Soldán, la australiano-estadounidense Wark, el colectivo chileno de traductores de poesía de protesta Frank Ocean y el chileno Diego Zúñiga (son presenciales y por Zoom). El sábado 1 de 15 a 20, el escritor y docente Santiago Llach guiará una caminata-taller, con ejercicios de escritura paso a paso, por la ciudad de Buenos Aires, con punto de partida en la embajada británica.
Completan, además de Laurie Anderson, la lista de invitados internacionales los estadounidenses Jane Lazarre y David Abram (que participan en forma virtual), y la australiano-estadounidense McKenzie Wark (cuya novela Vaquera invertida acaba de ser lanzada por Caja Negra), los británicos Tim Maughan, Julia Armfield y Andrea Wulf (también en forma virtual), los españoles Andrés Barba, Javier Serena y Laura Fernández (autora de La señora Potter no es exactamente Santa Claus, de Literatura Random House), los chilenos Nona Fernández y Diego Zúñiga, los bolivianos Edmundo Paz Soldán y Giovanna Rivero, las mexicanas Jazmina Barrera y Clyo Mendoza (su novela Furia fue publicada por Sigilo), y los finlandeses Tommi Parkko y Aki Salmela que, invitados por la embajada de su país, tendrán una larga estada en Buenos Aires.
“El poder del libro como canal de expresión de la palabra insurrecta, la que incomoda o combate, es histórico: páginas de miles de libros han sido fundamentales para sacudir conciencias, impulsar luchas sociales e incluso, nos atrevemos a decir, mejorar el mundo -se lee en el comunicado del Filba-. Asociada por pereza analítica con el sedentarismo y la pasividad, la literatura se revela como un hecho activo, un hecho vivo, que le da a las ideas, a las ilusiones, incluso a los caprichos, el poder de una pequeña gran revolución. La obra habla, la voz que escribe dice”. La directora del Filba informó que la realización de esta “edición activista” del festival contó con el apoyo de Fundación Santander y Mecenazgo porteño. El ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, junto con representantes de embajadas, estuvo presente en la ronda de prensa matutina.
El seleccionado de participantes locales es numeroso. Además de Negroni -semifinalista de la nueva edición del Premio Fundación Medifé Filba de Novela con El corazón del daño– confirmaron su presencia Iosi Havilio (que el sábado 1 de octubre a partir de las 15 hará una lectura de más de siete horas de una novela inédita de 1590 capítulos), Diana Bellessi, Beatriz Sarlo, Leila Guerriero, Sebastián Hacher, Sebastián Baez, Marina Closs, Dolores Reyes, Valeria Tentoni, los hermanos Lorena, Sergio y Federico Vega (el jueves 29 a las 20:30 harán una lectura performática de Imprenteros, recientemente editado por DocumentA/Escénicas), Alicia Genovese, Maruja Bustamante, Marie Gouiric, Gonzalo Heredia, Gabriela Massuh, Florencia Abbate, Soledad Barruti, Sebastián Martínez Daniell, Ivana Romero Betina González, Carlos Battilana, Susana Villalba y Julia Barata, entre muchos otros. El sábado 1, de 18 a 19:30, Pedro Mairal, Hernán Ronsino y Claudia Piñeiro leerán un anticipo de sus próximos libros (un ensayo y dos novelas, respectivamente).
Algunas actividades del festival se vinculan con la naturaleza; otras con los manifiestos de “causas” privadas y públicas, y otras con la relación entre maternidad, paternidad y literatura. “Estoy invitado a un panel en el que la idea es pensar qué pasa con la escritura después de la llegada de los hijos -cuenta Mauricio Koch a LA NACION-. ¿Qué cambia?, ¿qué cosas se dejan de lado?, ¿se modifica la manera de escribir o no?, ¿se piensa en abandonar la escritura por priorizar la crianza?, ¿qué valor tiene escribir sobre ese momento de la vida?”. De la charla (el domingo 2 a las 17) participan la mexicana Jazmina Barrera, Marina Yuszczuk, Koch y Natalí Schejtman. “En mi caso las ganas de escribir se potenciaron -revela el autor de Cuadernos de crianza-. Aprendí a optimizar el tiempo, a aprovechar cualquier momento y lugar, a anotar frases sueltas de las cuales valerme luego cuando había un rato de silencio en la casa. El nacimiento de mi hija Gretel puso a prueba el deseo de escribir y creo que salió airoso. Nunca escribí tanto como durante los dos primeros años de ella”.
La escritora Mercedes Araujo, que acaba de presentar su novela Botánica sentimental, estará presente en la noche de poesía del viernes 30 desde las 22 en Eterna Cadencia (Honduras 5574), que abrirá la poeta y narradora mexicana Clyo Mendoza y cerrará Susana Villalba. “Asocio el eje temático activar con el instante en que una chispa pone en marcha un movimiento, un motor o, en la alquimia, cuando se abandona la quietud para provocar la reacción -dice Araujo a este diario-. Probablemente estemos ante las últimas posibilidades de activar por el planeta o por una sociedad menos desigual”.
Igual que Inés Ulanovsky y Barrera, el escritor y periodista Damián Huergo -Tusquets lanzó este mes la novela La ley primera– participa de una de las clásicas actividades del Filba, la lectura 1 a 1, en la que un escritor le lee a una sola persona, en este caso en la recoleta terraza del Recoleta. “Como en el relato ‘El nadador’ de John Cheever, donde el protagonista atraviesa una ciudad braceando de pileta en pileta, el lector y lectora argentina pueden atravesar el año que nos olvidamos de la pandemia de festival en festival -grafica Huergo-. Desde la Feria del Libro y la Feria de Editores, pasando por la Feria del Libro Feminista, el Azabache, el Festival de Poesía Internacional en Hurlingham (que se hace del 2 al 4 de septiembre) y otros que nacen en las distintas provincias hasta llegar al Filba”.
Para Huergo, es un modo de tomar distancia y recuperar el extrañamiento para observar el mundo. “Los festivales son eso: no un refugio, sino un lente para mirar con otros sentidos el mundo que nos toca y tocamos. Participar en el Filba es ser parte de esa conversación, de ese fuego hecho de lectores, escritores, periodistas y gestores que cambian y dejan la piel para realizarlo. Los temas van variando, año, troncos y ramas que se tiran al fuego para que continúe encendido. Este año el puntapié lo de una palabra: activar. Casi un mandato de época: activar, sonreír, ser proactivo. Pero pasado por el lodo y el agua de la literatura ‘activar’ puede ser también su reverso. Quedarse quieto, decir no, dejar pasar las olas, sumarse a otros, apagar las pantallas un rato, consolidar la presentificación, es decir estar en el aquí y ahora. El Filba, como generador de lecturas, también nos empuja a eso: a activar la quietud, a sostener la pausa, a desaturar nuestras agendas, a promover las soledades acompañadas que nos ofrece la lectura”.
Más presencial que digital, gratuita, porteña, federal e internacional (sin contar otros cruces posibles de modalidades múltiples), la propuesta del Filba 2022 incluye entrevistas, diálogos, talleres, lecturas, recitales de poesía, performances y ecoperformances, música y baile, ilustración en vivo y “cadáver exquisito”, cine y una biblioteca abierta, maratones de escritura, meriendas, cafés y brindis a la salud de la literatura.