Este libro es una delicia necesaria, una caja de bombones para degustar de a poco. Y eso es saber, etimológicamente hablando, ya que sapere en latín significa en forma literal ‘tomarle el gusto a algo’. La que sabe es Paulina Spinoso, quien nos deleita con historias de vida, con añoranzas cumplidas y sueños imposibles. De cada personaje se cuentan anécdotas que, en un único trazo, definen con sutileza los escorzos. En las páginas de Desde el recuerdo los vuelvo a ver, las más grandes (Eladia, Nelly Omar, la Simone) y los más grandes (Discépolo, Salgán, Manzi, Astor, Pichuco, Pugliese) se codean con Nietzsche, con Evita, con Maliandi, con Wos, con Benjamin, con Gricel. Y así, su autora nos trae de vuelta, nos obliga a recordar ese pasado feliz que nos habita.
Oscar Conde
Este libro surge de efemérides que recuerdan, homenajean, reconocen (reconocer algo como lo que ya se conoce) a aquellos que, creemos, merecen nuestra evocación. Sacarlos periódicamente de la ausencia inexorable y otorgarles un presente a través del rito de la conmemoración, pero, esta vez, diseñando un mapa biográfico complejo, una bitácora que narra un entramado de episodios cotidianos, sociales, filosóficos y mitológicos de vidas tan fascinantes. Esto es lo que logra aquí Paulina Spinoso, que “habitemos” esas vidas.
Y en estos tiempos de tensiones feroces entre tradición y “modernidad”, entre el rito, lo duradero, “el demorarse” y el consumo neoliberal, resistir es el verbo. Por esto, Resistencia milonguera. Y porque en nuestra cultura tanguera, nuestro hogar (que antes fue el hogar de ellos) es el barrio… quizás por ello, entonces ‒como en Barrio de tango‒, “Desde el recuerdo los vuelvo a ver”.
Ricky Barrios
Muy agradecida por el elogio que le corresponde a mi padre, y en mí agradezco a todos aquellos que lo entienden así.
Beba Pugliese