Chacarita presta un espíritu de diversidad gastronómica que se distingue por un paisaje de calles empedradas con árboles frondosos en las que surgen cada vez más propuestas de coctelería para un brindis descontracturado pero de alto nivel. Aquí, nuestra selección con algunos clásicos y las últimas tendencias.
Pionero en la zona, en Dorrego al 1400, está desde 2018 en la esquina de Dorrego y Castillo. De visita obligada para los amantes del vermú, es un lugar emblemático dedicado a esta porteñidad. Hoy lo encontramos con nueva carta y estrenando un producto que está dando que hablar: un vermú que reposó doce meses en barricas de roble previamente usadas para vino.
El vermú, la estrella del lugar, sale directo de los grifos y también se embotella para llevar (se puede ir con el envase vacío para recargar). Pero la comida no se queda atrás: hay picadas, platitos y principales exquisitos, hechos con productos de estación, orgánicos y con foco en lo local.
También hay tragos como el Chacarita Spritz (La Fuerza Blanco, sidra de pera y soda) o la Fuerza del Sur (La Fuerza Primavera, gin, limón, almíbar, frutos rojos, licor de casis). Si son varios en la mesa, hay opciones como La Fuerza de Compartir + Octolet (botella de vermú, dos sifones y aceitunas, lupines, pasta de girasol, puré de morrones, chips de batata, frutos secos, crackers y pickles).
Por Guevara al 400, bajo el lema “El whisky no tiene género”, abrió hace cuatro años y acaba de relanzarse con un menú de platitos y nuevos cócteles. Tragos como el Flores Blancas (Jameson, Bacardí, ananá, lavanda, manzanilla y sauco) o el Manzana (Jim Beam White, Jameson Grant’s, ginger ale, manzana clarificada y sidra) son ligeros, refrescantes e ideales para la primavera. Mientras que el Penicillin de Frutillas ofrece más potencia, con Jameson, frutillas, miel y jengibre; y el Maní Old Fashioned propone una reversión óptima para cerrar la noche. Su carta de whiskys resalta por el buen surtido de etiquetas de diferentes regiones.
Los platitos tientan tanto a carnívoros como a veggies con alitas de pollo Kentucky con yogurt, jengibre, barbacoa y bourbon o con los deliciosos buñuelos de boniato sufflé con reducción de soja, jengibre y Jameson y pickles. Todos ideales para compartir.
Cerca de Fraga al 100, se transformó un viejo espacio, un bar con patio, veredita, varios livings, gran barra y DJ en vivo. Hay clásicos (algunos reversionados) y opciones sofisticadas para todos los gustos: el Penton (gin Bosque, cordial de suico, tónica y pepinillos), el Khorasan (pisco, pomelo rojo, clarificado de frambuesas y jarabe de chili), el Coeur D’Or (St. Germain, vino blanco, soda de tomillo y néctar de sauco) o el Kofuna Miso (Johnnie Walker Black, syrup de miso, bitter Angostura y aceite de sésamo). Para comer, snacks suaves (hummus con huevo a baja temperatura, pickles de cebolla y oliva o el exquisito tartar de atún rojo con crema de palta, huevo curado y quinoa crocante) y fuertes (destacan el taco de camarones con sofrito de maní, pickles y tortillas de maíz fritas y el coliflor asado con ricotta cremosa, limones confitados y almendras tostadas), también entre panes y dulces.
En Santos Dumont al 4000, abrió en octubre de 2020, si bien la coctelería se incorporó más tarde con tragos como el aperitivo Julep Dumont (Cynar, Malbec, jugo de pomelo, syrup de mascabo y albahaca) y el Tónico Arrabalero (gin, vermú bianco, tónica, aceitunas y aceites de limón). La cocina tiene platos tradicionales, como milanesas, vacío, pastas (todo con una vuelta de tuerca) y tapeos y platitos para compartir. ¿El best seller? Las mollejitas crocantes con cremoso de coliflor horneado, curry, gremolata de cajú, levadura tostada y coulis de tomate. De postre, ¡un cóctel! Llevar la golosina al cóctel es muy de Brukbar y aquí lo hicieron de maravillas con el Mantecol: partieron de la base del clásico Alexander con gin, chocolate blanco y pasta de maní, ¡una locura!
Para quienes buscan bajar el ritmo escuchando buena música de soul, hip-hop, jazz y funk, cóctel en mano, este bar de Martinis y Negronis es el lugar, ahí en donde nace Charlone. Ideal para los amantes de la coctelería clásica, que aquí se ejecuta con cuidado especial y una vuelta más: el Martini Clásico es con gin Heráclito London Dry, vermú dry, perfume de limón y aceitunas rellenas de jalapeño o pimientos y se sirve en la mesa sobre una hermosa copa helada. En cuanto a los Negronis, el Trane lleva gin Heráclito 40 botánicos, Lunfa bitter rojo, Lunfa vermú rosso, Lunfa rosado y piel de limón, servido sobre un hielo cristalino.
La cocina tiene tapas muy superiores a la media: boquerones con manteca de pimentón y pimientos asados; salmón gravlax con alcaparras, mascarpone y ciboulette; vieyras gratinadas con manteca al vino blanco, ciboulette y parmesano. Además, hay charcutería con excelentes quesos y fiambres.