La directora teatral y socióloga es además autora de «Libertad privada», una comedia de aguzado ingenio que describe las relaciones entre una jueza penalista y su empleada doméstica más el hijo oculto de la segunda, que se ve los martes a las 20.30 en Virrey Arredondo al 2400 en el barrio de Colegiales.
Esos papeles están cubiertos respectivamente por Silvia Dietrich, Silvia Trawier y Santiago Vicchi.
«La sociología fue mi primera pasión y luego descubrí las artes escénicas, que son mi vocación -expresó Solari en diálogo con Télam-. Siempre me atrajo el tema de la diferencia de clases y la lucha social; tengo un alto sentido de justicia y, aunque entiendo que la desigualdad es un rasgo intrínseco en toda sociedad, es algo sobre lo cual siempre reflexiono y me rebelo».
Télam: -¿Cómo surgieron esos personajes tan precisos?
Carolina Solari: -El de la empleada doméstica es un homenaje a Clara -nombre en la vida real y en la ficción-, quien ayudaba en las tareas domésticas a mi madre, que trabajó toda su vida en la docencia. Me crie en el barrio de Temperley y Clara viajaba todas las mañanas en el tren Roca desde Florencio Varela. Hasta una vez fui a dormir a su casa. Fue una figura muy importante en mi infancia y adolescencia; una mujer estoica, de carácter, muy trabajadora y que crió a sus hijos sola. Muy sufrida, aunque nunca se quejaba. A mi madre la quería mucho y cuando falleció tenía puesto un sweater de mi hermano porque como la iban a operar se lo puso para sentirse protegida.
T: -¿Trabajaste pensando en ese elenco en concreto?
CS: -Lo elegí una vez terminado el texto. Helena Tritek, mi querida maestra de teatro, me sugirió convocar a Silvia Dietrich para el rol de la jueza penalista, un personaje muy complejo que ella lo hace maravillosamente. A Silvia Trawier la conozco de haber trabajado juntas y es entrañable verla representar a Clara; combina el humor, la piedad y la dureza de una manera exquisita. A Santiago Vicchi lo elegí porque es un actor camaleónico, sabía que le iba a gustar el desafío de interpretar un presidiario con la sensibilidad y verdad que merece, y además porque es mi marido (risas). Me encanta trabajar con él y me asombra cómo llegó a componer el personaje de Flavio.
En cuanto a la construcción de los personajes, tiene que ver con cómo surgió esta obra, que es la primera que escribo. Yo soy actriz y cuando llegó la cuarentena me sentí paralizada. Justo me llegó una convocatoria para participar de un taller virtual de Biodrama «Lo privado» -dramaturgia basada en la vida personal- con Maruja Bustamante, a quien valoro muchísimo como artista escénica. Durante el proceso del mismo surgió primero la figura de Clara.
En ese momento en la Argentina y otros países, sucedió lo de la liberación de presos y así aparecieron los personajes de la jueza y el detenido. Luego fui delineando la trama.
T: -¿Creés que la cuarentena generó una nueva forma de trabajo para los y las teatristas?
CS: -Creo que aceleró el avance de la tecnología en nuestras vidas y que eso repercute inevitablemente en el quehacer teatral. Por ejemplo, el uso del Zoom para hacer reuniones con el equipo, las primeras lecturas del texto o bien algunos ensayos. En 2020 se proyectó una obra, «He aquí el hombre», que dirigí en 2015 y 2016, y muchas personas que no pudieron verla en vivo pudieron disfrutarla de manera virtual. Pero en lo esencial del trabajo escénico creo que no, porque el teatro es un acto presencial, y si no hay contacto humano y presencialidad no hay teatro.
T: -La simulación entre los personajes es constante. ¿Cómo lo trabajaste dramáticamente?
CS: -La riqueza que existe en los vínculos humanos es algo que me apasionó siempre: las contradicciones, los distintos niveles que existen, la piedad y el horror que conviven en un mismo lazo. La relación de «retrodependencia» entre la jueza y su empleada surgió de observar muchos de esos vínculos a lo largo de mi vida. La construcción del interno liberado de la prisión fue algo que me llevó más tiempo y tuve que investigar, tanto en el comportamiento como en el lenguaje. En este caso, mi hermana me ayudó muchísimo supervisando diálogos telefónicos que tiene la jueza con su secretario y el lenguaje carcelario del muchacho, ya que ella trabaja en el Poder Judicial justamente como secretaria penalista.
En relación al vínculo entre la madre y su hijo preso me inspiró «Por sus propios ojos» un filme muy premiado de Liliana Paolinelli, con quien trabajé como actriz en otra de sus películas. Al finalizar el taller con Maruja, participé de otro taller de escritura a cargo de Loyds, el autor de «Merca» y «La mamá de Johnny». Además de ser mi amigo, relata de manera única personajes de la clase alta argentina, y fue quien me impulsó a profundizar varios aspectos de la obra y sus personajes.
T: -¿Cómo trabajaste la situación dramática que viven los personajes con el humor que sobrevuela la pieza aún en los momentos de violencia?
CS: -«Libertad privada» es una comedia negra, pero eso lo descubrí después. Creo que el humor es un rasgo personal, y que viene de mi familia. La musicalidad es otro rasgo que registro, quizá porque mis comienzos fueron en la comedia musical. De hecho en la obra hay una canción original de «trap» compuesta por Gonzalo Pastrana y cuya letra surgió porque durante la pandemia viví en Cañuelas con mi marido y mi hijo, y yo iba con el barbijo en bicicleta por calles de tierra a comprar al supermercado.
Otro aspecto que encuentro en la obra es la argentinidad. Me interesa hablar de nosotros, de la chispa de nuestro país, de nuestra única y ocurrente manera de ser, que para mí está plagada de humor. «Esperando la carroza» y hasta algunos sketches de «Borges y Álvarez» con Alberto Olmedo y Javier Portales fue material de estudio para trabajar el tono de la obra. En cuanto a las escenas de violencia, convocamos a Gabriel Rovito, quien supo resaltar el humor que requiere el material.
T: -¿Cómo surgió la idea de los informativos de TV que dan una imagen apocalíptica sobre la «suelta» de presos de las cárceles?
CS: -La obra sucede en la noche del 1 de mayo de 2020, Día del Trabajador. El video inicial con informativos sobre la liberación de presos lo pensé, por un lado, como preámbulo para ubicar al espectador en tiempo y espacio. Y por otro, para reflexionar acerca de cómo los medios de comunicación ocuparon un lugar primordial en nuestra percepción de la realidad durante el tiempo en cuarentena. En cuanto a lo ideológico, me ocupé de que cada personaje tuviera su verdad, mostrar sus zonas luminosas pero también oscuras, y así evitar que la obra fuera tendenciosa.
Fuente: TELAM