El 2022 cierra tras un pujante año de muestras que se presentó a través de grandes homenajes y retropectivas, otras con el centro puesto en ejes temáticos con el foco en problemáticas globales o exposiciones corales con grandes artistas de la región y de otras partes del mundo, como a su vez propició la llegada de las tecnologías inmersivas.
Con algunas muestras todavía disponibles, se realizó una selección de grandes muestras que se destacaron por diferentes razones, tratando de generar un mapa de la diversidad que propuso el calendario.
“Tercer ojo”, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
La mega muestra que el Museo de Arte Latinoamericano (Malba) presentó en agosto (se encuentra abierta hasta el 1/9/23) reúne más de 200 piezas —entre pinturas, fotografías, esculturas e instalaciones— entre las que se encuentran las del acervo del espacio —muchas que salen a la luz desde la reserva— y las que pertenecen a la colección privada —más de 100— de quien fuera fundador del espacio porteño y hoy presidente honorario, Eduardo Costantini, entre ellas la estrella central: Diego y yo, de Frida Kahlo.
La exhibición, con curaduría de Marita García, interpela a la sensibilidad y a la lógica, y expande los imaginarios de grandes artistas de la región, de vanguardias a contemporáneos, como León Ferrari, Alfredo Jaar, Grete Stern, Gego, Diego Rivera, Jorge De la Vega, Vicente do Rego Monteiro, Joaquín Torres García, Alice Rahon, Aline Motta, Rosana Paulino, Miguel Covarrubias, Rosa Rolanda y la constelación de firmas sigue.
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“Juan Carlos Distéfano. La memoria residual”, en el Museo Nacional de Bellas Artes
Año de un nivel muy alto y parejo en el MNBA. Si bien la actual Tesoros del Museo Arqueológico Nacional de Taranto podría llevarse el lugar más destacado por la rareza y dificultad de trasladar piezas del mundo antiguo, y hubo merecidos homenajes como los realizados a Sara Facio e Ides Kilhen como también recortes muy interesantes sobre el legado de Carmelo Arden Quin y Raquel Forner, la muestra que reunió medio siglo de producción de Juan Carlos Distéfano fue un placer estético único.
La memoria residual constó de 19 esculturas y 16 estudios de dibujos del gran escultor argentino entre 1972 y 2022 dispuestos en un jardín escultórico de belleza feroz presentado por María Teresa Constantin, de una potencia estética que sobrepasó la búsqueda del artista, y en el que se recorrió el exilio, la injusticia social y metáforas sobre la niñez perdida en un ejercicio plástico con guiños a otros artistas.
“Un día en la Tierra” en el Museo Moderno
El Moderno propuso un extenso programa con un eje principal, con la tierra, sus saberes ancestrales y los modos que tenemos de habitarla en el centro, lo que que produjo diálogos entre una y otra muestra de manera tal que la renovación generó una sensación de una sola exhibición mutante sostenida en el tiempo.
Hubo muestras individuales muy destacadas, como la sensible Marcas imborrables de la estadounidense Linda Matalon (aún en exposición), Pupila de Eduardo Basualdo, Enlaces querandíes de Mónica Girón o El lugar del alma, de Delcy Morelos junto a colectivas como Cuerpos mutantes, Cuerpos en contacto, El límite y Vida abstracta. El desafío del trabajo curatorial, en ese sentido, fue enorme al presentar un cuerpo que muestras que cohabitaron y renovaron el espacio de manera permanente.
“Imagine van Gogh” en La Rural
La tecnología hizo su gran presentación con esta experiencia inmersiva que fue visitada por más de 300.000 personas y que proyectó alrededor de 200 obras de los dos últimos años de vida del genio neerlandés, específicamente desde 1888 cuando se trasladó a Arles en el sur de Francia, hasta su muerte en Auvers-sur-Oise en 1890.
El recorte ingresó en un momento esencial de su vida creativa, en los que realizó muchas de sus obras más celebradas, y si bien nunca será lo mismo ver la textura, el cuerpo, la técnica expresada en el cuerpo de un lienzo, la vivencia permitió a muchos que no tienen la suerte de visitar los museos del mundo a acercarse a la obra de unos de los grandes pintores de la historia y abrir una nueva manera de generar puentes hacia el arte.
“Magda Frank. Moderna y Precolombina”, en el Museo de Arte Tigre
Moderna y Precolombina, la primera retrospectiva que se realiza de Magda Frank en el país, organizada por el MAT, recuperó a una artista injustamente olvidada. Curada por Tulio Andreussi Guzmán, director de la Casa Museo Magda Frank, con 90 piezas en exhibición —entre esculturas, varias nunca expuestas, dibujos, archivos fotográficos y textos de la artista— en la muestra brotan sus experiencias y búsquedas tanto artísticas como espirituales.
Frank (Transilvania, 1914) fue una creadora transnacional, que tras escapar del Holocausto, realizó obras en Francia y Argentina, países que adoptó como hogar en diferentes momentos de su vida. En Argentina vivió en dos épocas distintas. Durante los ‘50, cuando llegó en búsqueda de su hermano, y tras su regreso en el ‘95 hasta su muerte en 2010. En el medio residió en Francia, tanto en París como en Euville, población en la que se encontraba la mina de piedra que cinceló, pasados los 50 años, para varias de sus esculturas monumentales.
“Christo y Jeanne-Claude” en Fundación Proa
La exhibición reunió material fotográfico y documentación, como los sketches, de los artistas cuyas intervenciones en el espacio público y la naturaleza se hicieron legendarias, a lo largo de varias décadas. Así, se recorrió los primeros trabajos conceptuales de Christo como artista individual, como aquellas latas envueltas, a las intervenciones monumentales que ocultaban debajo de telas construcciones humanas como el Reichstag en Berlín o escondían paisajes naturales como un valle en Colorado, Estados Unidos (ya en plena colaboración entre los dos artistas).
Así, además de mostrar el trabajo de los artistas –fruto de un diseño minucioso, en el que se pudo apreciar el trazo genial de Christo para el dibujo y el uso de herramientas de cálculo y proyección propias de la arquitectura– se impulsó al espectador a preguntarse por lo no mostrado, aquello escondido, lo oculto, en medio de una vibrante vitalidad que transmitían estas obras que transforman el mundo conocido.
“Claude Viallat. Libertad en colores” en el Muso de Arte Contemporáneo de Buenos Aires
La primera retrospectiva del artista francés en Latinoamérica reunió alrededor de 80 piezas, a través de 5 décadas, con piezas que desafiaron la mirada tradicional del lienzo con telas domésticas recuperadas.
El arte de Viallat, que perteneció al grupo de artistas galos Supports-Surfaces (Soporte/Superficies) quienes durante los ‘70 realizaron una práctica de ruptura con el cuadro tradicional, desde sus componentes hasta su presentación, se caracteriza por la utilización de soportes de diferentes telas; así pudieron verse obras sobre lona de carpa, cortinas o tejidos impresos, entre otros, y la vez se presentó en ellas un patrón pintado a partir de una plantilla que en sus diferentes épocas va adquiriendo cambios sutiles, como la coloración o el relleno.
“La Ballena. El metamuseo”, en el Centro Cultural Kirchner
El colectivo Estrella del Oriente, que tiene entre sus filas a Ana Aldaburu, Juan Carlos Capurro, Tata Cedrón, María Negro, Roberto Plate, Daniel Santoro y Pedro Roth, generó una presentación en la que el absurdo se entrecruzó con la crítica, el humor y la rotura de la solemnidad en La Ballena. El metamuseo.
La expo propuso una mirada por los grandes museos del mundo en torno a la migración y el valor de la vida humana y se planteó si un migrante podía convertirse en obra de arte utlizando las herramientas del dadá y el arte conceptual reflejando y satirizando a Duchamp, Maurizio Cattelan o Piero Manzoni. Las obras, así, indagaron tanto en lass crisis humanitaria y a la vez, definieron un clima de época en el mercado de arte contemporáneo.
“Los 80. El rock en la calle″ en el Museo Histórico Nacional
Esta megaexposición reunió más de 800 objetos entre instrumentos, fotografías, vestuario, memorabilia, discos, afiches, diseños originales y revistas de la época que trazaron un recorrido por “la banda de sonido de nuestras vidas”, de Charly García a los Redondos de Ricota y de los Abuelos de la Nada a Soda Stereo a las bandas del under.
El itinerario de la exhibición fue desde la guerra de Malvinas en 1982, y la prohibición militar de pasar música en inglés en radios -lo que dio un auge inusitado al fenómeno-, hasta el masivo recital que Soda Stereo dio gratis en la avenida 9 de Julio, en 1991, ante 250 mil personas. La exhibición fue realmente abarcativa con objetos como la valija con la ropa y los discos con los que Luca Prodan llegó a la Argentina; un traje de los primeros shows de Los Auténticos Decadentes; el arte original de Rocambole para las tapas de los discos de los Redondos y una guitarra emblemática de David Lebón, una de Gustavo Cerati y otra de León Gieco. Y mucho más.
“Casa Tomada”, en el Museo Nacional de Arte Decorativo
El trabajo de 10 años del artista visual y arquitecto Gaspar Libedinsky se presentó en un recorrido inmersivo e interactivo por los salones, patios y jardines del museo, en una muestra que fue visitada por más de 100.000 personas, marcando un récord para el espacio que se localiza en el Palacio Errázuriz Alvear.
El creador utiliza materiales de descarte y domésticos para la factura de sus obras, como fue el caso de Arrecife, que cubrió 400 metros cuadrados del hall del museo y realizado a partir de 60.000 kilos de cerdas plásticas de escobillones, hechas a partir de botellas recicladas.
Los “Dioses Invisibles” de Hugo Aveta en Muntref
A mediados de año en el Centro de Arte Contemporáneo MUNTREF/Hotel de Inmigrantes se presentó esta sorprendente muestra del artista cordobés que fue toda una celebración a la belleza de lo que se desvanece, de lo frágil y perecedero, y que indagó en los modos actuales de percibir el espacio y el tiempo.
La puesta de Diana Wechsler, curadora artística del MUNTREF, presentó un escenario a oscuras, en el que las obras cohabitaron un espacio onírico y jugaron con el concepto de la temporalidad, de un aquí y ahora cada vez más urgente y esquivo.
“Encantador de la noche” en la Fundación Klemm
A lo largo del año se realizó el ciclo Encantador de la noche, una serie de tres muestras, performances y acciones en torno Federico Klemm, fundador del espacio, por motivo de celebrar los 80 años de nacimiento y recordar los 20 de su muerte.
El primer episodio, Telecristales y homoerotismo, fue sobre su modo de producción -vinculado a la pegatina, lo escolar y formas de pensar el arte no en función del pleno dominio de los medios sino más bien una artesanía marica- y buscó poner en palabras la atracción homoerótica de Federico. El segundo, Cisne en llamas, rondó la relación compleja que tuvo con la surrealista Milred Burton: artista talentosa, mitómana y estafadora, con quien tuvo un vínculo laboral y de amistad que duró 15 años del tipo amo y esclavo que constantemente se subvertía: ella era su maestra en el arte y él el discípulo. El tercer, Ópera madre, repasó la relación fundamental de Klemm con su madre, Rosita Merek y sirviéndose de su amor por la ópera, remontó el drama de la hora más crepuscular de un hombre de clase acomodada nacido en Checoslovaquia en 1942.